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Ciberseguridad, el pilar para proteger nuestro mundo

Octubre no solo trae consigo el cambio de estación, sino también el Mes de la Concienciación en Ciberseguridad, un recordatorio clave de la necesidad de estar preparados ante el creciente número de ciberamenazas. Hoy en día, los ciberataques son constantes y representan un riesgo significativo para nuestro mundo. De hecho, los hallazgos de nuestro último Informe de Seguridad en Internet (ISR), que analiza las principales ciberamenazas detectadas por nuestro laboratorio en el segundo trimestre de 2024, revelan que 7 de los 10 principales malware fueron nuevos en ese período, lo que demuestra que los atacantes siempre están ajustando sus tácticas. También observamos un aumento en el malware que logró eludir las defensas basadas en firmas y que requirió análisis de comportamiento para prevenirse, lo que sugiere que los ataques también adoptan nuevas estrategias innovadoras y evasivas. Por ello, es fundamental que aumentemos la concienciación sobre estos riesgos y tomemos medidas preventivas para protegernos en este entorno digital en constante evolución.

Este año, la Asociación Internacional de Seguridad Informática (ICSA) ha acuñado el lema “Aseguremos nuestro mundo” para destacar el papel que todos desempeñamos en la protección del entorno digital. Cada vez estamos más conectados a través de herramientas digitales y hay más información sensible online. Desde nuestros dispositivos personales hasta los sistemas y redes que proporcionan funciones esenciales para nuestro estilo de vida, todo forma parte de un ecosistema complejo e interconectado. Aunque facilita el funcionamiento cotidiano, esta interconexión también conlleva riesgos significativos.

A medida que nuestras infraestructuras críticas, como la energía, el agua y el transporte, se digitalizan, la superficie de ataque se amplía. Muchas de estas infraestructuras siguen dependiendo de tecnologías heredadas, combinadas con conexiones a Internet inseguras y enfoques tradicionales de la seguridad, lo que las convierte en blanco fácil para los ciberdelincuentes. Esta combinación no solo amenaza la continuidad de los servicios esenciales, sino que también puede tener graves consecuencias para la seguridad de las personas y los bienes, como cortes que afecten a hospitales o sistemas de transporte. Un ejemplo reciente es el ataque al puerto de Seattle, que demostró cómo un ciberataque contra infraestructuras críticas puede causar interrupciones en el transporte, afectando negativamente a los viajeros que necesitan llegar a sus destinos.

Además, la naturaleza de estas infraestructuras críticas implica una combinación de Tecnología de la Información (TI), Tecnología Operativa (TO) e Internet Industrial de las Cosas (IIoT), lo que añade más complejidad a su protección. Mientras que las TI gestionan los datos y los sistemas de información, las OT controlan los procesos físicos, como la maquinaria y los sistemas industriales. La integración de la IIoT ha facilitado la supervisión y gestión de los dispositivos conectados, pero también ha expuesto estos sistemas tradicionalmente aislados a nuevas vulnerabilidades.

Esta situación cambiante subraya la necesidad de enfoques como la segmentación de red y las arquitecturas zero-trust, que limitan el acceso solo a lo estrictamente necesario para garantizar la seguridad. Al segmentar las redes y restringir el tráfico a lo esencial, se reduce el riesgo de que un fallo o ataque en una parte del sistema repercuta en otras áreas críticas.

Seguirán produciéndose ataques como el del puerto de Seattle. Los ciberdelincuentes tienen ahora acceso a herramientas basadas en software como servicio (SaaS) impulsadas por inteligencia artificial (IA), lo que les permite ejecutar ataques a gran escala y muy sofisticados contra todo tipo de empresas e industrias.

La IA se ha convertido en una poderosa herramienta dentro de la ciberseguridad, con un papel crucial en la protección de infraestructuras críticas. Su capacidad para monitorizar y analizar grandes volúmenes de datos permite detectar amenazas en tiempo real y detectar anomalías que pasarían desapercibidas para los humanos. Sin embargo, como ocurre con muchas tecnologías, la IA es un arma de doble filo: aunque es clave para prevenir ataques antes de que causen daños graves, los ciberdelincuentes también pueden aprovecharla para ejecutar ataques más rápidos y sofisticados. Este riesgo es especialmente preocupante en infraestructuras interconectadas, donde cualquier vulnerabilidad puede ser explotada a gran escala.

En este escenario, los proveedores de servicios gestionados (MSP) se han convertido en los verdaderos impulsores de la ciberseguridad, facilitando la adopción de tecnologías avanzadas como la IA y la automatización en la defensa contra amenazas. Dado que muchas infraestructuras críticas confían en ellos para gestionar sus sistemas, los MSP no solo proporcionan servicios de TI esenciales, sino que también integran soluciones avanzadas de ciberseguridad. Su capacidad para implementar y gestionar estas herramientas hace que su papel sea clave para prevenir ataques que podrían tener efectos dominó en múltiples sectores. 

Sin embargo, la ciberseguridad no es una tarea que pueda limitarse a un solo mes o a unos pocos actores. El Mes de Concienciación sobre la Ciberseguridad nos recuerda que proteger el entorno digital es una responsabilidad compartida y continua, que implica a todos, desde los proveedores de tecnología hasta los usuarios individuales.  Diferentes sectores, desde las finanzas hasta la sanidad y el transporte, desempeñan un papel clave en la resiliencia del ecosistema digital. Reforzar la seguridad en todos ellos es fundamental para proteger nuestro mundo en un entorno cada vez más complejo e interconectado

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