Del ciberespacio al mundo físico: cómo proteger sistemas interconectados

La línea entre las amenazas virtuales y físicas es cada vez más difusa. Los llamados ataques ciberfísicos representan una nueva frontera en la que las acciones digitales tienen consecuencias directas en el mundo físico. Con el aumento de sistemas interconectados, los ataques no se limitan al robo de datos, sino que buscan dañar activos tangibles como infraestructuras críticas, servicios empresariales o incluso procesos cotidianos esenciales. Este panorama pone en riesgo no solo recursos como electricidad, agua y gas, sino también la integridad de personas, organizaciones y los entornos que dependen de estos sistemas.
Un ejemplo reciente es el ataque al puerto de Seattle en agosto de 2024, que causó interrupciones en operaciones portuarias clave. Otro caso notable fue el ataque a la empresa RideMovi de bicicletas compartidas en Bolonia, Italia, en junio de 2024. Una app pirata comprometió los sistemas de la empresa, permitiendo desbloquear las bicicletas de manera indebida. Este mal uso provocó que el 80% de las bicicletas quedaran fuera de servicio debido a daños y a un desgaste acelerado, afectando gravemente la disponibilidad del servicio.
Estos incidentes reflejan cómo la convergencia entre tecnología de la información (TI) y tecnología operativa (TO) abre nuevos vectores de ataque. Como resultado, los cibercriminales pueden infiltrarse en sistemas, moverse lateralmente y comprometer tanto la seguridad digital como la física.
¿Cómo funcionan estos ataques?
Los ataques ciberfísicos se basan en vectores de ataque tradicionales que permiten comprometer sistemas interconectados y traducir acciones digitales en consecuencias tangibles. Entre las tácticas más utilizadas se encuentran:
- Explotación de vulnerabilidades: los ciberdelincuentes identifican y aprovechan fallos en software, hardware o protocolos de comunicación para acceder a sistemas sensibles y comprometer operaciones físicas.
- Errores de configuración y sistemas heredados: muchas organizaciones operan con infraestructuras obsoletas o mal configuradas, facilitando el acceso de atacantes.
- Ataques dirigidos a la convergencia TI/TO: los atacantes explotan la integración de redes operativas y de información para infiltrarse en sistemas, moverse lateralmente y comprometer procesos físicos.
- Técnicas de acceso remoto mal aseguradas: herramientas como RDP sin configuraciones adecuadas permiten a los atacantes penetrar en redes interconectadas. Esto puede llevar a la interrupción de procesos físicos críticos, como la detención de maquinaria o la desactivación de sistemas automatizados esenciales, al bloquear el acceso a sus controles.
- Uso táctico de redes mal segmentadas: los atacantes explotan redes que carecen de una segmentación adecuada, utilizando movimientos laterales para alcanzar sistemas críticos. Esto les permite comprometer múltiples puntos dentro de la infraestructura conectada, facilitando el acceso a sistemas físicos y ampliando su alcance dentro de la organización.
3 pilares esenciales para proteger sistemas interconectados
La protección de los sistemas interconectados frente a ataques ciberfísicos exige una estrategia integral que combine tecnología avanzada con buenas prácticas. Herramientas capaces de detectar actividades maliciosas de forma temprana y analizar patrones de comportamiento permiten reforzar la seguridad en infraestructuras físicas y digitales, facilitando una defensa más sólida y adaptada al panorama actual.
Para ello, integrar una solución como ThreatSync + NDR, es ideal, ya que ofrece capacidades de detección, respuesta y cumplimiento de red altamente efectivas, diseñadas para equipos de ciberseguridad con redes distribuidas. Esto permite abordar los retos específicos de la protección en infraestructuras interconectadas mediante tres pilares fundamentales:
1.Monitorización y detección proactiva:
Una supervisión continua, junto con un análisis detallado del tráfico de red, ayuda a identificar patrones anómalos, como movimientos laterales o actividades de red no autorizadas, permitiendo contener amenazas antes de que comprometan sistemas críticos.
2.Automatización de respuestas:
una vez que se identifican los riesgos de red y las amenazas, estos se transfieren automáticamente a una plataforma XDR para su corrección, proporcionando una respuesta unificada que coordina acciones rápidas y efectivas para mitigar el impacto de incidentes ciberfísicos y reducir significativamente el tiempo de reacción.
3.Visibilidad centralizada:
Al integrar la supervisión de redes TI y TO, esta solución proporciona una vista unificada de todos los entornos interconectados, facilitando la identificación y priorización de riesgos.
En un mundo donde las amenazas digitales pueden impactar el mundo físico, la protección de sistemas interconectados debe ir más allá de las medidas tradicionales. Requiere una coordinación precisa entre tecnología, procesos y personas para anticiparse a los ataques y responder con eficacia. Al implementar estrategias integrales que prioricen la visibilidad, la automatización y la detección temprana, las organizaciones no solo mitigan riesgos, sino que aseguran operaciones confiables y resilientes en un entorno en constante evolución.